miércoles, 26 de agosto de 2009

Un caso de frigidez-fragmento de Humor de Transferencia-

Un caso de frigidez

Yo no conocí a Sara[1] más que a través de los relatos de un colega que sí la atendió mientras la chica vivía en Barracas. Cuando se mudó de barrio inició un periplo vertiginoso que le impidió seguir analizándose. Sin embargo subsistía algo de transferencia y cada tanto volvía al consultorio de mi colega para informarle de sus nuevas actividades.
Los significantes, son marcas. Sara, puede dar fé de ello. No sólo que vivía en Barracas. Sara era de Barracas y allí transcurrió su vida, sin excepción. No podía cruzar la avenida Patricios, California ni el Riachuelo. Todo lo que hizo, fue dentro del perímetro de su barrio.
Desde sus 18 años, tuvo una vida sexual muy activa, pero insatisfactoria. Además hacía unos meses, ya con 23 años, que se le estaba tornando monótona y aburrida. Seguía sin disfrutar y siempre en la misma posición: la franciscana. Obviamente sus encuentros sexuales fueron hasta ese momento, siempre en Barracas. Pero no le resultaba confortable ni higiénico esos viejos galpones.
A través de sus sueños, fantaseó cómo sería ser penetrada en La Boca o que su amante la lleve a Caballito. Uno de sus parteneires sexuales, muchacho carilindo y de músculos trabajados, padecía una eyaculación precoz que lo dejaba perplejo. Curiosamente la pudo dejar atrás cuando cambió su simpatía de club de fútbol. Dejó de ser hincha de Racing Club para hacerse de-Morón.
Como Sara no quería entregarse con tanta facilidad, que los hombres se la llevaran de arriba, decidió tener sexo por Flores.
De a poco pudo ampliar los límites de su barrio. En Colegiales descubrió el despertar sexual de muchos jovencitos.
Me faltó decir que la chica padecía de una dislexia. Fue por eso que nunca pudo ir al barrio de Boedo. Nadie pudo convencerla de que no se trataba de un lugar lleno de borrachos.
De a poco salió de los límites de Capital Federal, y ocasionalmente tuvo sexo por La Plata. Pudo viajar por el interior del país. Tuvo sexo en Posadas, pero solía quedar con aroma a alcohol. Donde no pudo fue en Chaco, allí se encontró con una tenaz Resistencia.
Decepcionada y deprimida, no lo pensó y se subió a un avión desconociendo el destino. Iba a Brasil. Obviamente Se quedó en Pelotas. Su período allí no lo recuerda muy bien. La cuestión es que pudo llegar a Europa. Todo comenzó en Suiza, con sus apacibles paisajes, pero en los cantones nevados tomó sustancias fuertes como nunca lo había hecho, quedando obnubilada más de una vez...!si se habrá echado polvos en Ginebra!...Pero el lugar donde detuvo su periplo, fue en España, en una ciudad que la esperaba con los brazos abiertos, y donde ella descubrió un orgasmo: ¡Zaragoza.!


Fragmento del libro Humor de Transferencia para leer en el diván, Roberto Tribastone, 2004, Marcelo Castro Editor, pág. 24-25
[1] _ El nombre dado a la paciente no es el nombre real. Cuando tuve que elegir cómo llamarla, no me convencía ningún nombre. Obviamente, de lo que se trata es de preservar la privacidad del paciente. Así que pensé ponerle un nombre lejano al original. Hasta que pensé: si todos los lectores saben que cuando se escribe de algún paciente se modifica el nombre ¿ por qué no llamarla Sara?. Seguramente nadie sospechará que Sara, en realidad se llamaba Sarah.

1 comentario:

  1. me gustó y te imaginaba diciéndolo en un escenario, como monóogo (tipo "stand up").

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